La ruta de los libros escondidos

Los alumnos siempre estamos dispuestos a dejar las aulas cuando nos proponen realizar una actividad cultural complementaria a lo que aprendemos en clase y eso es lo que ocurrió el pasado jueves 25 de mayo con motivo de la celebración de la Feria del Libro 2017 en Burgos. Así que a cuarta hora, nos dirigimos al centro histórico de Burgos, con el tiempo a nuestro favor y el entusiasmo por las nubes.

Nos reciben en la plaza de la Catedral Don Ramón Mª del Valle-Inclán y Doña Rafaela, dueña de la «Fonda de la Rafaela». Aquí descubrimos que, justo delante de nosotros se ubicó la famosa imprenta «Fadrique de Basilea», donde se imprimió la primera edición de «La Celestina» de Fernando de Rojas y la primera Gramática de la Lengua Castellana, de Nebrija.

También conocemos la historia de Víctor Hugo, quien a su paso por Burgos, quedó fascinado por el Papamoscas y por la procesión de un condenado a muerte. Gracias a doña Rafaela, conocemos las impresiones del cuaderno de viajes de la madre de Víctor Hugo. Seguidamente, nos movemos hacia el arco de Santamaría y conocemos al padre de Víctor Hugo, uno de los generales franceses que ordenaron la retirada de las tropas francesas de España, lo que causó una ola de destrucción por la gran explosión del Castillo, que destruyó la mayoría de las vidrieras de la Catedral y algunas iglesias.

Atravesamos el arco que una vez fue la puerta principal de la ciudad. Una puerta que a su vez Alejandro Dumas atravesó. En su libro recopilatorio, «Impresiones de Viaje», instaba a pararse en mitad de del puente que salva el río Arlanzón y a deleitarse en la contemplación del maravilloso arco, el primer monumento renacentista de Burgos, y a admirar los bellos campanarios de la fastuosa Catedral.

A partir de ahí nos dirigimos al paseo del Espolón, nombrado así en referencia al mar, y nos sentamos en los mismos bancos en los que Federico García Lorca descansó en el pasado. Este calificó a Burgos como «lo mejor de lo mejor» y llegó a utilizar los términos «nutrido de Burgos», alabando los paseos nocturnos por el Espolón.

Después llegamos al pasaje de los cuatro Reyes, donde se encuentran algunas de las estatuas donadas por Isabel II. Pero eso no es todo, ya que bajo las piedras que pisamos estuvo una vez enterrado Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador. Avanzando apenas unos pasos, llegamos a la placa conmemorativa que acaban de dedicar a Óscar Esquivias, el escritor burgalés que acaba de conseguir el Premio de las Letras de Castilla y León. Al levantar la vista, nos sorprende la imagen del Teatro Principal, que también impactó a Emilia Pardo Bazán, quien quiso restaurar su calidad de teatro.

Atravesamos el Espolón y llegamos a la puerta Carretas, nombrada así por las numerosas carretas que la atravesaban con motivo del mercado de frutas y verduras. Inesperadamente, recibimos la visita de Doña Emilia Pardo Bazán. Nos cuenta la historia de Hans Christian Andersen, quien estuvo a punto de morir en la Fonda de la Rafaela, debido a un brasero que casi acabó con el oxígeno de la habitación en la que se hospedaba.

Pasamos a la Plaza Mayor, observando el edificio del ayuntamiento, por donde pasearon escritores como Rafael Alberti, o Camilo José Cela que encontró en Burgos la única editorial dispuesta a publicar “La familia de Pascual Duarte”, la editorial Aldecoa. También vino en calidad de periodista Gustavo Adolfo Bécquer, o Pío Baroja, quien compró algunos libros en Santiago Rodríguez.

Abandonando la Plaza Mayor y a través de un pequeño pasaje llegamos a la Llana de Adentro. Inmediatamente el silencio nos invade tal y como lo sintió Azorín. Aquí también conocemos el posible origen del refrán; «A quién madruga, Dios le ayuda». Esta plaza era un mercado de cereales y se podían evadir los impuestos del trigo si se salía por la puerta de la Plaza antes de las seis de la mañana. De ahí el refrán.

Acabamos la visita en la parte posterior de la Catedral, donde nos cuentan la historia del poeta Manuel Machado. Se conocían sus ideas republicanas, por lo que intentó huir a Madrid, pero con el inicio de la guerra fue encarcelado en Burgos y liberado poco después gracias a la hermana de su mujer. “Mágicamente” se convirtió en columnista de un periódico burgalés ultraconservador y se alistó en la falange.

En definitiva, disfrutamos de una visita cultural teatralizada, que no solo nos divirtió, sino que también nos enseñó que hay más historia de la que creemos en los lugares que vemos diariamente.

Samuel Gómez Urdiciaín

4º ESO C

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