La niña del arrozal, por Claudia Hernando
La niña del arrozal
Wichi es una niña tailandesa. Sus padres se quieren y ella es feliz, pero su felicidad dura muy poco, ya que su madre comienza a jugar y a su vez, su padre comienza a beber. Yui (que es ludópata) tiene que vender su cuerpo para pagar sus deudas y seguir jugando; muere poco tiempo después de sida. Cheonchai se marcha de casa dejando a su suerte a Wichi.
La niña queda al cuidado de su abuela, la señora Phakamon, que quiere venderla a un prostíbulo, pero Siri (sirvienta de Wichi) se entera y se la lleva fuera del alcance de su perversa abuela. Siri y Wichi van a parar a un arrozal donde poco a poco se siente como en casa. Saduak (un joven que se enamora de Wichi) enseña al señor Pimok, (dueño del arrozal) a sus hijos y a Wichi a manejar el ordenador. Los días transcurren tranquilamente y cada vez son más felices, hasta que su abuela los encuentra y mete a Siri en la cárcel y manda a Wichi a Bangkok como prostituta.
La joven consigue escapar gracias a un incendio y se refugia en un vertedero. Una familia de vietnamitas le cura sus heridas (provocadas por una celadora del prostíbulo; gracias a ellas a Wichi no le dio tiempo a prostituirse) y comienza a trabajar. El señor Din Bo y Wichi envían un correo electrónico al señor Pimok. Este le contesta diciendo que Siri está con ellos y que debe acudir al padre Antonio (que trabaja contra la explotación sexual infantil en Tailandia).
Al final gracias al padre Antonio, Wichi regresa al arrozal y todo vuelve a la normalidad.
Opinión personal:
Espectacular, desde el primer momento empatizas con Wichi y no puedes parar de leer. Es muy realista y te hace reflexionar muchísimo. Recomendaría leerlo en la adolescencia para darnos cuenta del infierno que están viviendo muchas niñas en Tailandia y de lo afortunadas que somos nosotras.