«Mis amigas, las truchas» (Miguel Delibes) crítica por Fernando Casado

Este libro no contiene ninguna historia como tal, pero no por ello carece de mérito literario o belleza.

Recoge las experiencias del autor (Miguel Delibes) durante cinco mis-amigas-las-truchastemporadas mientras recorre los márgenes de ríos castellanos, riojanos, leoneses… va describiendo con suma maestría todo lo que ahí acontece, ya sea en sus pensamientos, como al otro extremo del sedal o incluso en tabernas y refugios donde toda la conversación gira en torno a este entrañable personaje que es la «pintona´´.

Miguel, estará acompañado muchas veces de sus hijos Miguel y Juan, y otras tantas de pescadores como el curtido «Pastorín´´ o el amable guarda del Órbigo, Patricio.

Él no se llega a considerar un experto pescador en ningún momento, ya que todavía son las truchas las que deciden si la cesta volvería repleta o con un flagrante «bolo´´. Pero se advierte en él una gran habilidad y experiencia y, sobre todo, su capacidad de analizar el entorno extrayendo la solución a los problemas que presenta la pesca de esta imprescindible amiga.

Delibes es un pensador con muerte, es decir, no devuelve sus capturas al agua, pero no por ello deja de ser un activista que denuncia en este libro problemas como vertidos, furtivismo, presas… que hoy en día son la razón de la gran escasez de peces que asola nuestros ríos.

Mi opinión, como pescador y, sobre todo, como amante de la naturaleza, es que es un libro en el que te sientes identificado; las frustraciones, emociones y el profundo respeto que desprenden estas líneas, son algo que he sentido en mi propia piel, y por ello, el libro te permite recordar buenos momentos y, sobre todo, sentirte orgulloso de esta afición que pasa a ser un estilo de vida, de comportamiento, otra manera de ver el mundo. Y en que, muchas veces, pescar, escalar o incluso cazar son excusas para poder volver a tu verdadero hogar, la naturaleza.

Fernando Casado Angulo

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