Gracias Pilar, por Eduardo Castañón
Queridos todos:
Me llamo Eduardo Castañón y soy ex alumno del colegio. Escribo estas líneas que llevaba tiempo pensando en hacer. Sin embargo, el hecho de que Pilar Quintanilla, «Pili» para muchos de nosotros, nos haya dejado estos días, me ha animado a hacerlo ahora.
_Hace ya 11 años que dejé el Colegio…y os escribo esto desde Bélgica, donde me encuentro en un hospital por una estancia de 3 meses. Hace 11 años salí de Burgos, y fui directo a Pamplona a estudiar Medicina. Ahora, exactamente en 2 meses, seré Oncólogo Médico. Y mirando hacia atrás, debo deciros unas cosas.
Muchas veces, el trabajo de los profesores, es la tarea más ardua que existe. Tenéis que luchar contra la desmotivación y la dejadez que reina en nuestro país. Supongo que será duro enseñar y sentir que nadie os escucha y que a nadie le importa lo que estáis explicando. Pero eso es un gran error que no os podéis permitir. Es más, como sociedad, no podemos permitir que pase. Vosotros, profesores, sois los responsables de que la gente cumpla sus sueños. Eso no implica que todo el mundo tenga que tener una carrera ni mucho menos. Si no que cada uno sea feliz haciendo el bien. Que su trabajo impacte en la vida de los demás. Recuerdo clases, profesores….en lo que se podía observar el hartazgo de una generación que nos hemos acostumbrado a la dejadez. Y ahora, años después solamente tengo una palabra para vosotros: gracias. No podéis permitir que la crisis no solo financiera sino de valores que vivimos ahora, os afecte. Porque el futuro está en vuestras manos. Dad lo mejor de vosotros mismos, vuestra pasión, vuestra sabiduría, vuestra experiencia. Y no os conforméis. No todo vale. Os pondré ahora mi ejemplo, que ni mucho menos es perfecto. Yo iba para director de cine…y bueno, cosas de la vida, acabé siendo médico. Pero recuerdo el respaldo del Colegio. La mejor escuela de humanidad y sabiduría que he conocido. Vuestra entrega a diario, queridos profesores, hizo que yo me ilusionara por estudiar, por aprender lo que no tenía respuesta, por apostar por lo que nadie quiere, por estar al lado de los pacientes que mucha gente teme. Pero lo que quiero que os quede, es que sin vuestro esfuerzo, jamás habría llegado aquí…quizá habría sido un buen director de cine…quién sabe…pero ahora vuestro conocimiento, vuestra disciplina, vuestra entrega ha dado como resultado a la persona más feliz del mundo, tratando a pacientes Oncológicos.
Cuando veo a un paciente nuevo, sé que su vida está a punto de cambiar, así como la de su entorno. Pero eso no me frena. Quiero seguir estudiando, aprendiendo la patología oncológica, sin perder jamás el lado humano y tan bonito de esta especialidad. No creo que haya nacido con eso. Eso ha sido vuestro regalo.
Ahora que Pili no está físicamente, pero será la protectora del colegio, no lo dudo, es el momento de recordaros, queridos profesores que cojáis fuerzas. Que cambiéis a la gente, como lo hicisteis conmigo. Que enseñéis que el esfuerzo y la dedicación es la base de la felicidad. Que a base de trabajo podemos hacer feliz a mucha gente. Por favor, no lo olvidéis jamás. Que nada os frene por expandir la llama de la ilusión por aprender. Y a la vez, mantener la humanidad. Es una tarea más ardua de lo que muchos se imaginan, pero vosotros habéis demostrado que podéis.
Seguro que Pili ahora os llena de energía para que podáis luchar la batalla contra la indiferencia y la dejadez. Estoy convencido.
Un abrazo enorme.