ARTÍCULO DE RAÚL CEJUDO EN DIARIO DE BURGOS

Raúl Cejudo es natural de Burgos y licenciado en Derecho. Es profesor de Fonética y Fonología Españolas en la Universidad de la Amistad en Moscú.

 

¿Latín? Sí, gracias

 

¡Ay, el latín! El idioma clásico por excelencia, hablado desde hace cerca de tres mil años, es para algunos una lengua muerta, inútil, pesada, difícil o aburrida. El latín, si se enseñara de otra forma y dándole la misma importancia que tienen materias como las matemáticas, la lengua o la historia, no sería ni difícil ni aburrido.

Muerta ni lo está ni lo estará nunca; y afirmar que es inútil siendo la lengua de la ciencia por excelencia y la transmisora de la cultura desde la Antigüedad, sin contar que para los españoles, italianos y demás hablantes de lenguas romances es nuestra lengua madre, es de ignorantes muy atrevidos. A la típica pregunta que se hacen muchos: “¿Y para qué quiero yo el latín?” yo les contestaría que primero, para conocer el origen de la mayoría de las palabras de tu idioma, sí, ese que utilizas a diario; segundo, para ayudarte a pensar como ayudó a todos los que han usado durante los últimos dos milenios su materia gris para algo más que para satisfacer deseos; tercero, para entender una visita por las iglesias del centro de Moscú, las de la zona de Zariadie, cercanas al Kremlin.

Es una zona no demasiado conocida por los turistas, y no deja de ser una pena porque se puede ver lo que uno espera de Moscú pero desde otro punto de vista.

El director de arte Alexis Chernorechenski, que es también guionista y compositor, está llevando a cabo un proyecto a través del cual quiere dar a conocer la historia y la arquitectura de Moscú utilizando sólo el idioma del Lacio. Las explicaciones las da únicamente en latín y es interesantísimo ver cómo los rusos se esfuerzan por comprender las, para ellos, complicadas construcciones latinas. Filólogos, profesores, médicos o estudiantes de lenguas clásicas acudieron a la cita de este polifacético personaje. Pese a que mi latín deja no mucho, sino todo que desear, para mi sorpresa y gran satisfacción, pude comprobar que el latín hablado es mucho más fácil de entender que cuando traducíamos las Guerras de las Galias de César.

La mayoría de las palabras relacionadas con la arquitectura han pasado del latín al español sin grandes cambios, por lo que para mí fue sencillo entender casi toda la visita. Fui porque quería comprobar si alguien acudía a la llamada de Alexis y me llevé una grata sorpresa. Bajo el campanario de la Catedral de San Basilio había congregadas quince personas deseosas de escuchar la historia de una parte de su ciudad en latín. Nadie se reía, nadie despreciaba esta gran lengua, nadie se preguntaba para qué, ninguno de ellos preguntaba al otro con patético desprecio de qué le servía a él eso.

Escuchaban arrobados, con respeto y satisfechos de poder entender al menos una parte. Ahora hagamos un pequeño esfuerzo e imaginemos esta misma situación en España. En cualquier ciudad, no importa cuál. Visita guiada por la Catedral de Santa María y su entorno en latín; visita con explicaciones en latín del Acueducto de Segovia, verbi gratia. Dejo para ustedes las conclusiones. Es un país que tiene varios idiomas cooficiales y todos ellos, a excepción del vasco, derivados del mismo: El latín.

Pero también es un país donde, salvo honrosas excepciones, los dirigentes desprecian la cultura, el pensamiento y todo aquello que requiera algo de esfuerzo y que no esté de moda o no sea estúpidamente correcto. ¿Por qué no se podrían llevar a cabo en España proyectos similares al de este director de arte ruso? Se puede enseñar latín de muchas formas y aprovecharlo para enseñar además otras materias. Ya, ya… ¡para qué!

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