Refranes para la vida moderna

El refrán es, junto con los tutoriales de YouTube y las imágenes que cuelga su primo en Facebook con los códigos que utilizan los ladrones en los telefonillos, la forma de transmisión de conocimiento más antigua del mundo. Han estado ahí desde tiempos de los sumerios, porque cuando algo rima nos lo aprendemos mejor. Si no, ¿cómo se explica que lo único que recuerde de la tabla periódica sean los gases nobles?

El problema es que muchos de los refranes tradicionales están algo desfasados. El adolescente medio ha visto más antenas de telefonía que molinos y lo más parecido a un buey que ha visto en directo es el avatar de @Proscojoncio. Es decir, es hora de modernizar el refranero popular, así que les proponemos una serie de refranes adaptados al día a día del ciudadano moderno y digital.

Mundo ególatra

Las redes sociales son la nueva feria de las vanidades. Véndalo como quiera -«estoy por la información», «me gusta estar en contacto con la gente de mi pasado», «no lo uso nunca»-. El hecho es que le gusta más un like o un retuit que a Mario Conde un bote de gomina. Y es que a nadie le amarga un selfie.

A grandes males, grandes lamentos.

En Facebook, claro. O en Twitter, si se puede lamentar en 140 caracteres. Hasta Instagram podría valer, siempre que se utilice el filtro adecuado. Lo que está claro es que quiere que le escuchen, por lo que no se va a poner a predicar en Google +.

Dime quién te etiqueta y te diré quién eres.

La teoría de los seis grados de separación se puede demostrar fácilmente en Facebook, que, además, se encarga de recordarnos de forma constante que deberíamos agregar a esa persona que no nos cae del todo bien. El clásico ¿y tú de quién eres? de los pueblos se puede sustituir por una búsqueda en la red social de Mark Zuckerberg.

Etiqueta bien y no mires quién.

Pocas cosas más feas hay que subir una foto en la que un amigo, conocido o familiar no aparece nada favorecido simplemente porque uno sale bien en ella. Vender a un contacto por 30 likes de plata es pueril. Etiqueta solo como te gustaría que te etiquetasen a ti.

No se hizo la miel para los filtros del asno.

Poner un filtro no es ser fotógrafo. Hágalo, que para eso están, pero no se crea que es un artista.

14236516845049

Start me up

Todo es una start-up. Si esto es una burbuja similar a la de las puntocom o la de los marcos de fotos digitales se verá en unos años, pero es innegable que hay aplicaciones y servicios que han calado hondo en la sociedad. Ahora bien, si alguien piensa en invertir, que tenga claro que no es Facebook todo lo que reluce.

A quien madruga, Uber le ayuda.

Bueno, ya no. Pero a quien madruga fuera de España, Uber sí le puede ayudar a olvidarse de los taxis.

De WhatsApp caído todos hacen leña.

¿Ha dejado de funcionar tu servicio? Permite que me presente. ¿Ha vulnerado tu privacidad? Encantado de conocerte. ¿Ha cambiado sus términos de servicio y no es el que era? Yo nunca lo haría. Los pagafantas también existen en el sector tecnológico y su momento de gloria suele llegar cuando su principal rival mete la pata. Cuando se cae WhatsApp sube el Telegram.

Más vale el Twitter conocido que el Quitter por conocer.

Ojo, que no todo vale y pecamos de continuistas hasta en un mundo más abierto al cambio como el digital. A Chrome le costó tres años convertirse en el navegador más utilizado en el mundo, por mucho que ahora arrase y que fuese tan abiertamente superior a Internet Explorer. Los early adopters serán los primeros.

Nunca digas esta aplicación no la descargaré.

«Yo a Flappy Bird no jugaré nunca», «jamás utilizaré Instagram», «no necesito WhatsApp», «esa aplicación no sirve para nada»… Los principios están bien hasta que tienes que cambiarlos y las palabras nunca están de más hasta que te las tienes que tragar. La presión social hace mucho y en ocasiones no le quedará otra que tirarse por un puente detrás de sus conocidos. Algo habrá abajo.

Actualízame despacio, que tengo prisa.

Un refrán dirigido a desarrolladores, pero que se puede aplicar cualquiera. Mejor probar las aplicaciones y los programas antes de lanzar una versión final llena de bugs, vulnerabilidades o fallos que hacen que sea imposible de utilizar.

14236516845994

Nuevas costumbres

Ya lo decían Presuntos Implicados: cómo hemos cambiado. Ahora todos los pasajeros del metro van absortos, centrados en sus pantallas. Atrás quedaron los días en los que podíamos hablar con un completo desconocido, que, por lo visto, es lo que se hacía antes.

A la cama no te irás sin mirar el móvil una vez más.

Hay quien dice que es malo, pero por el momento el iPad no tiene mensajes de advertencia. Toda mesilla que se precie tiene un despertador, un vaso de agua a la mitad, un bote de Vick VapoRub y un teléfono conectado al cargador. Y no te vas a leer el prospecto del VapoRub.

A lo hecho, foto.

¿Ha hecho el desayuno? Foto. ¿Ha hecho una manualidad? Foto. ¿Se ha hecho un esguince? Foto. Donde fueres, fotografía lo que vieres. Después, a Facebook.

Afortunado en el juego, desafortunado en notificaciones.

Si su granja de Farmville produce más que las dos Castillas o ha superado varios centenares de niveles de Candy Crush (Candy Crush y rascar, todo es empezar), posiblemente haya sido a costa de sus contactos. También es posible que estos se hayan hartado y le hayan bloqueado, así que ya solo le llegarán las notificaciones de sus conocidos enganchados/em>.

Facebook que no se ve, corazón que no siente.

No te metas al Facebook de tu ex, no sigas en Instagram a tu amor imposible y deja de hacer favorito todo lo que escribe esa persona especial de la oficina.

El que descarga de Softonic cosecha tempestades.

No hay nada más terrible que decirle a un padre que se baje Chrome o el VLC y ver cómo va directo a Softonic. Qué no harás cuando no estoy delante, alma de cántaro. Y no me salgas con eso de que más sabe el diablo por Wikipedia que por diablo.

14236516843970

Comunicación 2.0

Las nuevas tecnologías (que, tras dos décadas, igual ya no son tan nuevas) han cambiado la forma en que nos comunicamos. WhatsApp, por ejemplo, con sus reglas de etiqueta y sus grupos infernales es parte de nuestro día a día. Un mensaje detrás de otro, a pesar de que a buen entendedor, pocas flamencas bastan.

A palabras necias, me hago el sordo.

«Ah, ¿que me estabas escribiendo? Es que tenía el móvil en silencio».

Con gifs te lo digo para que me entiendas.

A veces un gif es la mejor forma de expresar una actitud vital, un sentimiento o una necesidad.

Cada persona es dueña de sus silencios y esclavo de sus WhatsApps.

Cuando aparece el doble check no hay vuelta atrás. Un truco: si no lo diría sobrio, no lo diga borracho.

En Twitter cerrado no entran moscas.

Si va a abrir la boca para decir una barbaridad, que no sea ante un público potencial de varios millones de personas. Si va a mentir, no lo haga cuando esa hemeroteca llamada Google está a una pestaña de distancia. Más vale callar y parecer tonto que tuitearlo y demostrarlo.

14236516847156

Cacharros

Ya va siendo hora de que las lanzas, las carretas, los molinos y otros clásicos del refranero den paso a objetos más cotidianos.

Ante la duda, la más pixeluda.

¿Qué teléfono me compró? ¿Cuál de estas cámaras es mejor? El megapíxel llegó para que hasta el más profano pueda resolver esta duda. Olvídese de la óptica, que es mucho más difícil de comprender que un número.

Pantalla grande, ande o no ande.

Es aplicable a cualquier dispositivo con pantalla, pero comenzó a tener sentido con los primeros phablets y tendrá aún más cuando alguien se atreva a lanzar el primer phelevisor. El mundo es de los valientes.

El ebook no ocupa lugar.

Y Spotify, tampoco.

No por mucho vigilar se descarga más temprano.

No se lo va a creer, pero por mucho que mire la barra de descarga, ésta no va más rápido. Tampoco sirve de mucho insultar al ordenador cuando se queda pensando, aunque en este caso al menos relaja.

No hay peor sordo que el que lleva unos Beats.

No son tan buenos.

 

Fuente: El Mundo (http://www.elmundo.es/enredados/2015/02/11/54db324122601df11b8b4572.html)

 

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

A %d blogueros les gusta esto: