LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE “CUATRO” por Manuel Andrés

 Manuel Andrés es uno de nuestros bibliotecarios desde el mes de septiembre. Sabemos que está disfrutando en este nuevo puesto de la misma manera que disfrutó de sus 40 años de profesor de Lengua, Literatura y Filosofía. En diciembre se jubila y seguirá disfrutando de la lectura y de las diferentes actividades que realice: disfrutar es su postura ante la vida.

Gracias, Manolo, por tu manera de ver la vida y por todo lo que nos has aportado, incluido este artículo.

Querer conocer el origen de las palabras que pronunciamos es muy legítimo, e incluso lógico, es casi como querer saber de dónde venimos, cómo eran nuestros padres o nuestro abuelos, a qué se dedicaban,etc. También nos gusta saber el origen de nuestrocuatro nombre propio y de la ciudad o pueblo donde vivimos, y en este punto la imaginación a veces echa a volar. Para este menester es muy conveniente el conocimiento de las lenguas clásicas como el latín o el griego. Pues bien, como un mero ejemplo, he querido fijarme en qué palabras derivan del número cuatro latino.

 

Los números son imprescindibles para cualquier operación, más aún, los pitagóricos se atrevieron a decir que la esencia de las cosas eran los números, incluso que somos números, dándole, claro está, al número una interpretación geométrica; y en la Academia platónica (su universidad),la prueba de Selectividad consistía en saber de geometría, es decir, de números: “No entre aquí nadie sin saber geometría”.

 Pues bien, de entre todos los números he querido fijarme en el cuatro, ese número que los alumnos tanto temen y que se usa para indicar de forma general “escasa cantidad de algo”: “Fui a la reunión y éramos cuatro gatos”, “No tomo el paraguas porque son solo cuatro gotas”, “Te escribo cuatro letras para decirte…”, “Yo con cuatro trapitos me arreglo”, frente a uno de sus múltiplos que indica, por el contrario, “algo elevado”: “Te lo he dicho ya cuarenta veces”.

 Del latín “quattuor” nos ha llegado cuatro, catorce, cuatrocientos, cuadrado, cuadrilátero, cuadrángulo, cuadriculado. Pues bien, siguiendo con el sentido negativo del término, decimos: “Eres un cabeza cuadrada”, o sea, este hombre es muy cuadriculado ,(adjetivo aplicado muchas veces a la mentalidad de los alemanes/as),algo que no tendrá o será el que haya estudiado en la universidad el “quadrivium” (aritmética, geometría, música y astronomía). A veces, incluso habiendo estudiado en la universidad , no nos cuadran los planes y, por eso, nos quedamos a cuadros.

 Traslademos este número ahora al campo de lo laboral: surge ,así, la cuadrilla o caudrillapeonada de personas para realizar un trabajo, que luego se ha extendido al mundo del toreo (maestro y tres subalternos).Pero, para cuadrilla ,la que viene a una familia que tiene cuatrillizos: susto, agobio, sorpresa, difícil de digerir porque habrá que cuadriplicar los gastos. Y ya en la universidad verán asignaturas cuatrimestrales, aunque pocos las terminen en cuatro meses.

 También el cuatro tiene que ver con el mundo de los animales: cuadrigas, cuadrúpedos, cuatralbos (según Rafael Alberti, con cuatro patas blancas), cuadrúmanos (el dedo pulgar oponible a los otros dedos), cuatrero (el que roba animales).

 Del ordinal quartus” obtenemos cuarto (ordinal), cuarteto (cuatro versos, cuatro voces), cuarteta (cuatro versos de arte menor). Y el cruel descuartizar (desmembrar a la víctima en cuatro partes). Todavía oigo, cuando voy a la carnicería, pedir cuartos traseros o delanteros al carnicero/a.

 Si lo extendemos al mundo del juego, diremos que “nos jugamos los cuartos”, moneda equivalente a cuatro maravedíes; y de ahí al deporte: “hemos pasado a los cuartos de final”.

 Del distributivo latino “quaterni” (de cuatro en cuatro) tenemos cuaderno, quecauderno estaba dividido en cuartillas. Y, si cosemos esos cuadernos, surgirá la encuadernación y el encuadernador, labores ligadas a los monasterios medievales.

 De “quadraginta” (cuarenta) se va a derivar ,en sentido penitencial ,cuaresma (cuarenta días que pasó Jesucristo en el desierto sin probar alimento; y de ahí periodo cuaresmal (cuarenta días sin probar carne). El número cuarenta indica también plenitud en el mundo judío: son los días del diluvio universal, los cuarenta años que tardó en llegar el pueblo elegido desde Egipto a la Tierra Prometida.

 Si hoy vamos a comprar a Carrefour ,deberíamos saber que significa “cruce de cuatro caminos”, porque el primer hipermercado estuvo ubicado en un cruce de cuatro caminos, como el nombre de la popular glorieta madrileña.

 En fin, espero que nadie me ponga ,después de todo, de vuelta y media, es decir, me “cante las cuarenta” ya que no he logrado conseguir la cuadratura del círculo.

 

Manolo Andrés

 

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